A propósito de las últimas noticias relacionadas con la sanción económica a una reconocida compañía de cosméticos por haber ocultado a los consumidores durante años los riesgos del talco en los productos cosméticos, como profesional de la salud en el área de la Medicina Complementaria y Estética Médica, me siento en el deber de informar los riesgos que tienen para cualquier persona, mujeres, niños, hombres, no sólo esta sustancia en particular sino la gran mayoría de los cosméticos convencionales y de los productos de aseo personal. A diario las mujeres nos aplicamos en promedio unos 12 productos entre cremas para la piel, perfumes, cosméticos e higiene que contienen 168 ingredientes químicos, los hombres unos 6 con 85 ingredientes y los niños están expuestos a 61 sustancias químicas provenientes de los productos de cuidado personal. En esta larga lista podemos mencionar los parabenos, ftalatos, derivados del petróleo como la parafina, el Triclosan, Formaldehido, Lauril sulfato de sodio, polietilenglicol, siloxanos y muchos más, con nombres casi impronunciables y lo más preocupante, sólo un 20% de los ingredientes químicos utilizados en la industria cosmética han sido evaluados. Esto es como si uno comprara un carro nuevo al cual solo le han hecho control de calidad al 20 % de sus autopartes.
Cada vez hay más literatura científica que relaciona las sustancias químicas contenidas en los cosméticos y productos de aseo personal con enfermedades como cáncer de seno, toxicidad hepática, daños en el sistema nervioso central, pubertad precoz, obesidad, asma e infertilidad, sin mencionar efectos localizados en piel como alergias y dermatitis. Lo cual reafirma que cada día estamos intoxicando más nuestro organismo.
Uno se pregunta ¿cómo es posible que ante las evidencias científicas de su toxicidad se sigan vendiendo? ¿Dónde están las autoridades sanitarias que lo regulan? Como dice la conocida frase ¿Quién podrá defendernos?
El problema radica en que los productos cosméticos dicen tener estas sustancias en “ dosis seguras o permitidas”, lo cual es parcialmente cierto ya que la concentración y dosis si están dentro del rango adecuado para ser utilizadas, pero no diariamente, porque al sumar los ingredientes cada producto y al utilizarlo todos los días, su permanente contacto con el organismo hace que sean un factor de riesgo permanente para el desarrollo de las enfermedades mencionadas, es decir, se convierte en un tóxico potencial.
De cada uno de nosotros depende tomar una decisión segura ante la avalancha de oferta en productos de cuidado personal, leer las etiquetas cuidadosamente, ya que abundan los mal llamados productos “naturales” o con “extractos vegetales”, los cuales no provienen de cultivos orgánicos y además se les adicionan derivados del petróleo, parabenos, fragancias sintéticas, siliconas, etc.
Una elección inteligente es buscar productos de cuidado personal ORGÁNICOS, CERTIFICADOS por entidades serias como Ecocert, Cosmebio y USDA. Estos productos contienen principios activos provenientes de cultivos naturales y orgánicos, cultivados sin plaguicidas ni agroquímicos y en su proceso de fabricación no se adicionan sustancias químicas sospechosas de ser deletéreas para la salud, cuyos ingredientes botánicos no han sido irradiados, contienen perfumes de origen natural, básicamente provenientes de los aceites esenciales de las plantas, colorantes y emulsionantes naturales y con estrictos controles en todo su proceso de fabricación. Estos productos tienen grandes ventajas, entre otras disminuir la exposición a sustancias nocivas para la salud y ser más efectivos al tener un mayor contenido de flavonoides, polifenoles, terpenos, ácidos grasos mono y poliinsaturados, todos ellos muy efectivos en el cuidado de la piel, por su acción antioxidante, cicatrizante e hidratante.
Los invito a cuidar mejor su salud y la de su familia dedicándole unos minutos a evaluar los productos de cuidado personal que llevamos a casa, esto podría hacer una gran diferencia en su calidad de vida.